Aditivos antifriccionantes para el aceite de motor: ¿realmente valen la pena?

En el mundo de los autos, siempre hay productos que prometen “milagros” para el motor. Uno de los más populares son los llamados aditivos antifriccionantes para el aceite. La idea suena tentadora: menos fricción, menos desgaste, más potencia. Pero… ¿realmente son necesarios?
La realidad es que un buen aceite de motor ya viene con todo lo que necesita.
Cuando un fabricante serio desarrolla un lubricante, invierte años y millones en pruebas para crear una formulación equilibrada: viscosidad adecuada, aditivos antidesgaste, antioxidantes, detergentes, dispersantes y otros compuestos en cantidades exactas para proteger y limpiar el motor en condiciones reales.
Agregar un aditivo antifriccionante “por encima” de esa fórmula es como echarle sal a un plato que ya está perfectamente sazonado:
- Si el aceite es de calidad, no necesitas “reforzarlo”.
- Si el aceite es malo o débil, un aditivo no lo va a convertir mágicamente en premium.
Y aquí está el punto clave: añadir un compuesto externo rompe el equilibrio químico del aceite. En lo técnico, no sabes cuánta cantidad de antioxidantes, antiespumantes o aditivos antidesgaste estás alterando. Esto puede afectar parámetros como el TBN (capacidad de neutralizar ácidos) o la estabilidad térmica, y el resultado será incierto.
Por esta razón, las marcas serias de lubricantes no producen aditivos antifriccionantes ya que los lubricantes que producen vienen bien formulados de fábrica. Si tienes que “mejorar” un lubricante con aditivos extra, probablemente el problema sea que no estás usando el aceite correcto desde el inicio.
En resumen, compra un aceite de calidad y aprobado por el fabricante de tu auto y no gastes en aditivos milagrosos que prometen lo que un buen aceite ya hace por sí solo.